CITAS: Hay por lo menos dos formas de mostrar una erudición irritante: una, acumulando citas, y otra, no haciendo ninguna. La segunda es abundante en los genios. Uno de los aspectos más hirientes de los hombres geniales es su desprecio por las frases conocidas, probablemente causado por una mera cuestión de competencia, ya que ellos mismos son constructores de frases conocidas en el futuro. De este modo, los genios se caracterizan por citarse insistentemente a sí mismos; con el pretexto de rehuir el brillo de la erudición manifiesta, practican una de sus formas más odiosas: la erudición de sí mismo, una como erudición con signo menos, concluyendo por caer en una pedantería al revés.
Lo prudente es, pues, emplear una dosis amistosa de citas. Y además, hablando con franqueza, ¿cómo sería posible hoy escribir nada sin citar a Rilke, o a Kafka, o a Heidegger? ¿O, al menos, sin hacer uso de la palabra Weltanschauung?