—Pero, mi querido amigo, con mucho gusto, te lo aseguro. Con mucho gusto. —Henry Foster dio unas palmadas al hombro del Predestinador Ayudante—. Al fin y al cabo, todo el mundo pertenece a todo el mundo. Cien repeticiones tres noches por semana, durante cuatro años —pensó Bernard Marx, que era especialista en hipnopedia—. Sesenta y dos mil cuatrocientas repeticiones crean una verdad. ¡Idiotas!