viernes, abril 19, 2019

Nuestro futuro, visto desde nuestro pasado

A más de 120 años de su publicación, la novela The time machine (La máquina del tiempo) de Herbert George Wells se revitaliza, con el retorno del liberalismo descontrolado y la sociedad de clases.

(PD)

La novela está publicada en 1895, diez años antes de la teoría de la relatividad de Einstein. Sin embargo, abrevando en ideas que ya eran comunes en esa época, tiene una explicación fascinante del tiempo como cuarta dimensión, que suelo usar en mis charlas divulgativas.

El Viajero a Través del Tiempo (Wells rehuía el poner nombres a sus personajes principales) construye una máquina capaz de viajar hacia el futuro. Si bien se desprende de la lectura que la máquina también viaja hacia el pasado, en la novela se evitan las paradojas.

Viaja miles de años hacia adelante, encontrando una sociedad completamente transformada. El pueblo que se llama a sí mismo Eloi vive en contacto con la naturaleza, sin trabajar, abastecido por máquinas subterráneas. En apariencia una vida idílica.

(Fair use, by Warner Bros.)

Pero los Eloi le temen a la oscuridad, sea la de la noche, o la de las grutas, que son la puerta de entrada a un mundo subterráneo. El Viajero descubre que ese mundo habita otro pueblo, los Morlocks, alejados de la luz del sol y ocupados de operar las máquinas que mantienen el mundo de los Eloi funcionando.

(Fair use, by Warner Bros.)

Lo brillante es lo que se intuye, si bien nunca se dice explícitamente en la novela: que los Morlocks son quienes visten, cuidan y alimentan a los Eloi…

…y que luego se los comen.

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Wells extrapoló la sociedad victoriana en la que vivía, y a la que cada día se parece más nuestro presente neoliberal. Concluyó que la consecuencia natural de la sociedad de clases, era la evolución de una raza ociosa, mantenida por otra raza trabajadora.

La raza ociosa iría perdiendo naturalmente la capacidad de gestionar su propia vida, como pasa con el ganado. La raza trabajadora en cambio, enfrentada a la rudeza del mundo, mantendría sus habilidades y terminaría haciendo con el ganado… pues bueno, lo que se hace con él.

Es una crítica social brillante ¿Querés que tus hijos sean ricos para que no tengan que trabajar y puedan vivir del trabajo de otros? ¿Estás seguro de que eso es bueno para tus descendientes? ¿hace bien un futuro de terciopelo, si para tenerlo hay que explotar a los demás?

Si bien no es completamente fiel a la novela, la película de 1960 es muy recomendable. En especial ese adorable retrofuturismo victoriano, muy de steam punk, con esa increíble charla sobre la cuarta dimensión en la mesa del té.


La novela es excelente en dejar traslucir detalles del relato sin expresarlos directamente. Además, tanto lo que tiene que ver con la especulación científica como su parte de crítica social, son bellísimas. Quien no la haya leído ¿qué cuernos hace perdiendo el tiempo aquí?