Publicado en Visiones Peligrosas de Harlan Ellison
Siempre me he sentido fascinado por la habilidad de la mente humana para fabricarse una verdad y luego dar un paso más (lo cual es realmente el secreto básico de todo el progreso humano), y por la incapacidad de tanta gente para aprender el truco. Un caso concreto: «Queremos hacer desaparecer toda esa basura de los quioscos y de las librerías». Pregunten por qué, y la mayoría de tales cruzados responderán simplemente: porque es «basura», y se sorprenderán de que ustedes les hagan la pregunta. Pero unos pocos darán un paso adelante: «Porque los niños pueden meter las manos en ella». Eso satisface un poco más, pero pregunten: «¿Y qué pasa si lo hacen?», y una minoría aún más pequeña pensará en ello y responderá: «Es malo para ellos». Pregunten de nuevo: «¿En qué es malo para ellos?», y un puñado puede llegar a responder: «Los excita». Para entonces la mayoría de los cruzados probablemente se habrán ido ya, pero si aún quedan un par de ellos pregúntenles: «¿En qué puede perjudicar a un niño el sentirse excitado?», y si consiguen ustedes que den un nuevo paso adelante tendrán que salirse del área de las convicciones emocionales y penetrar en el área de la investigación científica. Tales estudios están disponibles para todo el mundo, e invariablemente muestran que dichas excitaciones son por completo inocuas... De hecho, es completamente anormal que alguien no se sienta o pueda sentirse excitado. El único daño posible que puede producirse proviene no de la propia respuesta sexual sino de la actitud punitiva y de culpabilidad del entorno social..., procedente en su mayor parte de aquellos mismos que están llevando adelante la cruzada.
Siempre me he sentido fascinado por la habilidad de la mente humana para fabricarse una verdad y luego dar un paso más (lo cual es realmente el secreto básico de todo el progreso humano), y por la incapacidad de tanta gente para aprender el truco. Un caso concreto: «Queremos hacer desaparecer toda esa basura de los quioscos y de las librerías». Pregunten por qué, y la mayoría de tales cruzados responderán simplemente: porque es «basura», y se sorprenderán de que ustedes les hagan la pregunta. Pero unos pocos darán un paso adelante: «Porque los niños pueden meter las manos en ella». Eso satisface un poco más, pero pregunten: «¿Y qué pasa si lo hacen?», y una minoría aún más pequeña pensará en ello y responderá: «Es malo para ellos». Pregunten de nuevo: «¿En qué es malo para ellos?», y un puñado puede llegar a responder: «Los excita». Para entonces la mayoría de los cruzados probablemente se habrán ido ya, pero si aún quedan un par de ellos pregúntenles: «¿En qué puede perjudicar a un niño el sentirse excitado?», y si consiguen ustedes que den un nuevo paso adelante tendrán que salirse del área de las convicciones emocionales y penetrar en el área de la investigación científica. Tales estudios están disponibles para todo el mundo, e invariablemente muestran que dichas excitaciones son por completo inocuas... De hecho, es completamente anormal que alguien no se sienta o pueda sentirse excitado. El único daño posible que puede producirse proviene no de la propia respuesta sexual sino de la actitud punitiva y de culpabilidad del entorno social..., procedente en su mayor parte de aquellos mismos que están llevando adelante la cruzada.
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